En pocos años, la gestión del tráfico se ha convertido en un ámbito de actividad en el que las administraciones de carreteras y los operadores de redes viarias han invertido importantes recursos. La operación de la red se ha convertido en una misión básica, junto con la construcción y mantenimiento de infraestructura. De hecho, contribuye plenamente a los objetivos de movilidad vial sostenible, en la medida en que promueve la fluidez del tráfico al permitir un uso más racional de la infraestructura, donde contribuye a la seguridad vial al limitar las consecuencias de los accidentes, en particular. accidentes y donde reduce el consumo de energía y las emisiones nocivas.

Los sistemas de transporte inteligentes se muestran como una respuesta a los desafíos de la congestión, la seguridad vial y la reducción de la contaminación ambiental